NOTA: En la canción de Ariana Grande, la última persona que menciona "porque su nombre es Ari (ella misma)". Yo lo haré como si fuera Jungkook, porque después de todo esta historia es Kookmin, espero que no tengan alguna duda. Sin más ¡A leer!
Mi vida en Seúl era tan liberal como siempre quise. Nadie me decidía el que hacer con mi vida, nadie criticaba al médico fiestero...más bien, aquí mis mismos compañeros me llevaron de fiesta.
En verdad este cambio me ha servido bastante, me ha traído personas valiosas a mi vida como: Seok Jin, quién ahora estaba casado con Namjoon y era mi nuevo colega. Era una grandiosa persona que no dudo en acogerme en su casa y depositar su confianza.
El moreno estaba contento de volver a verme y no dudo en abrazarme fuerte y darme las gracias por animarlo a hablar con Jin, su hermoso esposo.
Seok Jin me había invitado a una fiesta familiar que daría hoy por la noche para informar sobre la adopción que harían con Namjoon a sus familias. No dude en aceptar y llorar de felicidad por saber sobre la llegada de un nuevo integrante a la familia.
Sí, ellos eran mi familia.
--¡Jimin!. -- Jin grito desde la sala principal, molestando a un chico que parecía querer esconderse de mi mirada.-- ¡Ven aquí y saluda a mi querido primo!
--¡Ya voy!. -- respondí, dejando mi copa sobre la mesa para correr hacia ellos. El pelirosa de Jin me dedico un guiño y se adentro de nuevo a la casa.
--Hola...-- salude, notando el sonrojo del chico.-- Me llamo Jimin ¿Y tú?
Pregunté, apoyándome levemente en la puerta para mirarlo.
Labios rojos y finos, ojos grandes y oscuros, nariz ancha y brillante, paletas largas y perladas, cabello liso azabache, pómulos arriba, lunar bajo su labio, resumen...muy sexy y tierno.
--Jung-Jungkook. -- tartamudeo, rascándose la nuca. -- Jeon Jungkook. -- finalizó.
--Bien, Jungkook. -- sonreí, tomando su codo para jalarlo hacia dentro de la casa. -- La fiesta comenzó.
🌻
Jungkook era una mezcla de todos mi ex's en versión mejorada.
Él me enseño a amarlo cada día que paso luego de conocernos. Sus besos juguetones y sonrisas tiernas derretían mi corazón.
Con él conocí la lujuria en carne y hueso, era tan malditamente delicioso.
Sus besos recorriendo mi cuello y vientre me tenían delirando, su lengua escurridiza nunca se mantenía quieta y sus manos curiosas siempre serían un problema para mi tranquilidad.
Sus abrazos por la espalda y manos sobre mi cintura siempre serían algo que amare de él; la manía tan linda de sacarme carcajadas con sus imitaciones o voces graciosas, lo hacían tener esencia.
Él me enseño a tener paciencia con nuestro horarios.
Ser un médico por 8h al día y tener guardias de 2 días a la semana y él un gerente por 8h de la empresa Jeon, no nos dejaba tanto tiempo que digamos.
Algunas veces no nos veíamos por 5 días seguidos y ello lograba frustrarnos a ambos. Por esa misma razón después de un año de batallar contra nuestra rutina, decidimos mudarnos juntos y comenzar una nueva etapa.
Una nueva etapa donde me pedí calma para no ahorcarlo al ver su desorden por todos lados; una etapa donde Jeon pidió calma al ver toda la comida instantánea que traía Jimin para no hacerse tarde al trabajo.
Él me enseño el verdadero dolor y desesperación de sentir que perdías al amor de tu vida.
Su hermosa vida dependiendo de un hilo en aquella noche de lluvia. Donde un accidente de automovilístico había degollado su auto, dejando como única parte buena el asiento del piloto.
Una bendita suerte que traía el amor de mi vida.
Aquel día yo mismo participe en su reanimación y horas después en sus cuidados intensivos.
Cure cada hematoma y rasguño de su hermoso rostro y brazos con tanto cariño, que fue maravilloso el ver como despertaba después de 48h durmiendo.
Pensé que tendría amnesia temporal, pero una vez más logro sorprenderme con sus labios estampados en los míos. En un movimiento lento que subía sus latidos en la maquina que conectaba de él.
Todo de él era arte...y si bien tenía sus defectos como sus celos banales con empujada de mejilla incluida y su desordenada ropa.
Él era lo único que necesitaba.
--Kookie. -- susurre, con mi rostro escondido en su pecho. -- He sentido tanto amor, paciencia y dolor que creo que me he vuelto de piedra. -- ironice.
El azabache separo mi rostro de su pecho y lo acuno en sus manos. -- No, Jiminnie. Tú te has vuelto asombroso. -- respondió, dejando un casto beso sobre mis labios.
Tenía razón, tenía tanta razón que no pude dejar de sonreír ante aquellas palabras.
Él me hacía feliz, él es y será mi vida entera.
--He amado y he perdido. -- suspire, esta vez siendo yo quien sostenía sus mejillas entre mis manos. --Pero eso no es lo que veo, porque te he encontrado y no me hizo falta buscar.
Eso pareció ser suficiente para obtener su felicidad completa. Ya que no dudo en demostrármelo con otro beso lleno de amor, de esos que te dejan sin poder respirar por el sentimiento de pura felicidad.
Un beso que grita un muy fuerte: ESTE ES LUGAR QUE BUSCÁBAMOS.
Estoy tan jod**amente agradecido por mis ex's.
FIN
Lo siento por la tardanza.
